La sequía, de distinta gravedad en el territorio argentino, avanza y afecta más del 65% de la extensión de nuestra geografía, lo que provocará según estimaciones de analistas económicos una pérdida de más de 12 mil millones de dólares en este año. El debate de nuestra clase dirigente se centra en las discusiones y las confrontaciones de planes económicos que son pan para hoy y hambre para mañana, pero que no resuelven los graves procesos de crisis cíclicas que vive nuestro país y que hunde en la pobreza a nuestro pueblo generación tras generación. La Argentina no tiene un problema económico sino un problema financiero, por falta de un proyecto de país que nos impide tener rumbos ciertos y serios.
La naturaleza nos está pasando factura y nos está indicando un camino a seguir que tiene que ver con la recuperación de nuestro territorio continental, y para ello es imprescindible dejar de dar la espalda al mar. Volver nuestra vista y atención hacia donde comenzó la vida de la humanidad; allí donde está la respuesta a todos nuestros problemas y reitero, el más urgente que es la recuperación del hábitat terrestre para disfrute de la persona humana y todas las especies.
Las algas son al mar lo que los bosques al continente, razón por la cual debemos empezar a reemplazar espacios de deforestación, cultivos y desarrollos continentales hacia el mar. Cada espacio que ganamos al mar debe ser un espacio de forestación en el continente. El territorio azul, fuente de oxígeno y vida, está en condiciones de acuerdo a las conclusiones de la segunda conferencia sobre los océanos de Naciones Unidas realizada en Lisboa, Portugal del 27 de junio al 1° de julio de 2022 con solo el 2% de su extensión de sextuplicar la producción de alimentos mundiales, lo que nos permitiría reforestar gran parte del territorio continental y del planeta nuevamente. Asimismo, está en condiciones de multiplicar por 40 la generación de energía limpia que se necesita para el desarrollo. El mar tiene en su vientre, desconocido por gran parte de las personas, la solución a los grandes interrogantes humanos, incluso a las cuestiones de sanidad de enfermedades hoy sin cura médica. Pero también es necesario cuidar el mar de tanta depredación y agresividad del ser humano, preservando distintos ecosistemas y evitando la desaparición de especies.
Es necesario que la clase política vernácula en particular, instale esta discusión en vistas a las próximas elecciones y juntos llevar adelante un modelo de desarrollo, que llamo Argentina Azul, lo que permitirá una descentralización urbana y poblacional terminando con la pobreza estructural, un impulso agresivo de la industria naval, la recuperación de la marina mercante, el desarrollo de la acuicultura, del turismo, entre otros ítems que generarán más soberanía alimentaria, territorial y cientos de miles de nuevos puestos de trabajo, en fin, una nueva visión estratégica de la matriz productiva industrial donde el mar asuma un rol protagónico, siendo los cuatro ejes esenciales del modelo de desarrollo propuesto el conocimiento, la promoción de la industria genuina del campo, la conquista y explotación del mar y el cuidado del medio ambiente. Recordemos que Manuel Belgrano ya nos decía que las riquezas de un país productor van de la mano de un país navegante. ¿Dónde quedaron estas enseñanzas?
Debemos defender y proteger nuestros recursos e intereses marítimos, empezando por una nueva legislación donde se tipifique la figura de la “depredación” de los recursos naturales y marítimos lo que permitirá la persecución penal de los buques que depredan en nuestro Atlántico Sud occidental protegiendo así las especies nacionales migratorias y la biodiversidad. Las normas internacionales e incluso la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar) y la FAO (Agencia de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura) permiten a los países ribereños la protección y persecución de las depredaciones de sus recursos fuera de las zonas económicas exclusivas. La pesca ilegal, no declarada y no reglamentada existe, aunque algunos la quieran ocultar o disfrazar para quedar bien con China y seguir haciendo pingues negocios a costas del futuro de los argentinos.
Más del 70% del planeta es agua. ¿Por qué entonces nos llamamos planeta Tierra y no planeta Agua? Es hora de darnos este debate con seriedad y profundidad; tomar una decisión trascendente para nuestras vidas, para las generaciones venideras y para el planeta en general, integrando al mar a nuestra matriz productiva industrial definitivamente, siendo parte del debate político para las próximas elecciones presidenciales. Tenemos en nuestras manos la posibilidad de incorporar el tema a la agenda pública y llevar adelante una política marítima integral e integradora que nos dé presente y futuro por varias décadas. Los planes económicos son los que sustentarán el proyecto de desarrollo y no al revés como nos pretenden inculcar, ¿qué haremos?
Sobre el autor, Carlos Lionel Traboulsi: Abogado, diplomado en Relaciones Internacionales, miembro de la Comisión de Derecho del Mar del CPACF,; vicepresidente Alterno Cono Sur ODCA, autor e impulsor del Modelo de Desarrollo Argentina Azul.